Redacción: Adriana Lomeña y Marian Hidalgo / Fotografía: Raquel López / Colaboración: Laia Burgos y Andrea Palmero
Núria Marín i Martínez es alcaldesa de L’Hospitalet desde 2008. Nació en L’Hospitalet en el año 1963 y entró a trabajar como funcionaria en el Ayuntamiento en 1985. Diez años después empezó como concejala. El 19 de abril de 2008 fue nombrada alcaldesa de la ciudad y fue reelegida en el cargo en las elecciones municipales de 2011, 2015 y 2019. Núria Marín es también presidenta de la Diputación de Barcelona desde julio de 2019 y vicepresidenta de la Asamblea Urbana de Catalunya.
Desde Pineda L’H Report hemos tenido la oportunidad de poder hablar con ella para preguntarle sobre la situación actual de la ciudad y sus planes de futuro. Nos ha recibido en el Ayuntamiento con los brazos abiertos y la hemos podido conocer mejor.
Estudiaste Ciencias Empresariales, pero ¿Siempre quisiste ser alcaldesa? ¿Con qué soñaba la Núria Marín de entonces?
Ni mucho menos. Yo, como vosotras, cuando empecé en los estudios no tenía muy claro por dónde orientarme. Había pensado primero en estudiar Biología —me gustaba mucho—, pero realmente al final, por circunstancias y por el consejo de personas más adultas, empecé a estudiar Ciencias Económicas y Empresariales.
Cuando estaba en la universidad, con 21 años, también fruto de la casualidad, un amigo me explicó que en el del Ayuntamiento de L’Hospitalet había unas plazas que salían a concurso. Yo estaba estudiando en aquel momento, pero me presenté y accedí a una plaza de Directora de mercados —un puesto muy reservado al sector masculino en aquel momento y sobre todo a personas bastante mayores—. Yo accedí con 21 años y empecé a conocer mucho más mi ciudad, de una forma muy diferente, quizás en un ámbito que no era exactamente el que estaba estudiando; dedicarme a trabajar en una empresa llevando los temas económicos.
Así que en ningún momento pensé en ser alcaldesa, aunque tenía inquietudes políticas —lógicamente—. Tenía veintiún años, tenía mis ideas, aunque quizás, lo que me hizo hacer click en el ámbito político fue el golpe de Estado del 23 F. Cuando vi aquello —estábamos justo empezando la democracia— pensé que alguna cosa habría que pudiera hacer yo para cambiar el país. Entonces, comencé a militar en un partido político y la vida me ha llevado hasta aquí.
¿Y con qué sueña la Núria Marín de ahora?
La Núria Marín de ahora sueña que esta ciudad convierta sus sueños en realidad. Las cosas en el día a día son complejas, esta es una ciudad muy grande y con muchas oportunidades, pero también tiene muchos problemas. Mi sueño es que podamos superar los problemas diarios y permanentes para que la ciudad dé el salto que necesita y se merece.
Y ese salto viene por cambiar algunas cosas: como es el soterramiento de las vías del tren o toda la transformación que se tiene que producir en la Gran Vía, como el desarrollo de un clúster biomédico muy potente, en el que ya existen instituciones, hospitales y centros de investigación. Necesitamos que aterricen empresas para generar más oportunidades, puestos de trabajo y riqueza para la ciudad. Son proyectos muy importantes que la ciudad necesita y que están a punto de visualizarse.
Todavía le falta un poco, pero ese es mi sueño, que la ciudad tenga todo esto para hacer de ella un lugar más amable. Para que los barrios estén unidos, para que la gente mayor pueda pasear, para que los jóvenes tengáis la posibilidad de formaros, pero sobre todo de poderos quedar aquí a tener un futuro. Sueño con dar oportunidades y que nadie tenga que irse de L’Hospitalet, ni de Cataluña, ni de esta área metropolitana por la falta de oportunidades. Ese es mi sueño.
Sueño con dar oportunidades y que nadie se tenga que ir ni de L’Hospitalet, ni de Cataluña
Núria Marín
¿Qué es lo que diferencia a L’Hospitalet y a sus gentes del resto de ciudades?
Somos una ciudad singular, aunque estamos en un conjunto que es el área metropolitana y quizás, para una persona que venga de Japón, no pueda diferenciar entre lo que es L’Hospitalet, Barcelona, Esplugues, Cornellá, Badalona o Santa Coloma, porque es un continuo urbano.
Cada ciudad tiene singularidades y lo mejor que tenemos en la nuestra es la gente. Cuando alguien me pregunta “¿Qué es lo mejor que tiene L’Hospitalet?”, yo siempre digo que lo mejor es su gente: los ciudadanos y las ciudadanas.
Ayer por la tarde tuve una experiencia muy bonita. Unos estudiantes del Instituto de Bellvitge hicieron una película en la que entrevistaban a cinco abuelitas de alumnos del colegio y explicaban su historia. La historia de cómo dejaron sus ciudades o pueblos para venir aquí en un momento muy complicado, muy duro. Muchas de ellas tuvieron que abandonar su tierra y dejarlo todo. Aquí tuvieron la gran suerte de poder tener a su familia y construir un futuro.
Hoy esas personas se sienten orgullosas de su recorrido, y sus historias forman parte de la historia de esta ciudad. L’Hospitalet es la suma de las historias de muchas familias que se han dejado la piel para conseguir una Cataluña próspera y dar oportunidades a sus hijos, a sus nietos, y a muchas personas.
Tenemos la obligación de devolverles todo lo que han hecho por nosotros con todo el cariño. Estas personas han contribuido a que nuestra ciudad sea luchadora, trabajadora, que no mire a nadie por encima del hombro, pero que a la vez se sienta orgullosa de sus progresos.
¿Alguna vez has tenido algún referente, tanto a nivel político como a nivel personal?
Todos tenemos referentes, puede ser desde un profesor o una profesora, a un político. En el ámbito más personal yo creo que todos —por suerte— tenemos a nuestro alrededor personas que nos sirven de referentes. No quiere decir que sean personas conocidas o famosas, pero sí que marcan tu vida.
En mi caso, más allá de mi familia más cercana —mis padres y mi hermano, que son mi familia más íntima—, también mi familia extensa ha formado parte de mis referentes más cercanos. Mi suegro era una persona que emigró a L’Hospitalet, de principios muy sólidos y que me dio muy buenos consejos. También mi marido, -que llevamos juntos 40 años y siempre hemos estado muy unidos-, ha sido un apoyo muy importante.
Más allá de ellos, ha habido algunos políticos, como Felipe González, que en mi generación fue un referente muy positivo. Me marcó desde muy joven y siempre le he tenido un gran cariño y respeto.
En abril de 2008 fuiste elegida alcaldesa por primera vez, para luego ser reelegida en 2011, 2015 y 2019. Eso quiere decir que el pasado mes de abril cumpliste 14 años como alcaldesa. Ahora, echando la vista atrás y con toda la experiencia que supone, ¿Harías algo de otra manera?
Pues seguro que sí. Yo creo que en la vida hay que aprender de los errores. No debemos esconderlos, debemos analizarnos.
Han sido unos años en los que realmente he disfrutado de estar en contacto con la ciudadanía, porque un alcalde o alcaldesa —por mucho que esto sea una ciudad grande— está al lado de sus vecinos, tiene un contacto permanente y yo soy una alcaldesa a la que le encanta hablar con ellos, conocer cuáles son sus inquietudes, sus problemas… Porque es la mejor forma de facilitar que la vida sea mejor para todos.
Pero aun así hemos pasado dos crisis muy importantes. Primero la del 2008 (la crisis financiera), en la que creo que hubo un fallo general —no exclusivo del Ayuntamiento, porque hay ámbitos que dependen de políticas más generales—, pero no se gestionó bien la salida de aquella crisis, y eso generó una experiencia de la que hemos aprendido: para salir todos juntos de una crisis, no debemos dejar a nadie atrás.
Y luego hemos vivido la del Covid-19. Ha sido muy complejo para las personas mayores, para los jóvenes y, en general, para la sociedad. Nadie podía imaginar lo que hemos vivido y por lo que hemos pasado, pero también es cierto que de todo se aprende, y hemos visto cómo somos capaces de superar momentos inimaginables trabajando juntos y estando unidos.
La mejor forma que una ciudad tiene de tirar hacia adelante es en comunidad, siendo fuertes vosotras. Vuestra individualidad es muy poderosa, pero tenéis que saber que cuando os juntáis todavía sois más potentes y mucho más valerosas.
Si tuvieras que enviar un mensaje a la próxima generación, ¿Cuál sería?
¿Crees que se habla suficiente catalán en las aulas de L’Hospitalet?
En las aulas sí se habla en catalán. Donde creo que no se habla tanto, es en la calle, en el patio, en el día a día. Yo creo que la lengua nos tiene que servir para comunicarnos, no para enfrentarnos.
La formación es fundamental. Tenéis que conocer perfectamente el catalán, el castellano, el inglés y perfectamente cualquier otra lengua que podáis querer estudiar. En L’Hospitalet es evidente que hay habitantes que utilizan el castellano y el catalán sin ningún problema, pero a mí me gustaría que hubiera una inmersión total y absoluta en el aula del catalán, para que todos tengáis las mismas oportunidades.
¿Crees que la economía de L’Hospitalet se ha visto afectada por la pandemia?
Sin duda, como en todo lo relacionado con el turismo de negocios. Nosotros tenemos muchos hoteles que están vinculados a las actividades de la Fira y del negocio, y durante la pandemia se paralizó toda esa actividad, teniendo un impacto negativo, igual que sucedió en todo el país.
La única actividad que continuó sin verse muy afectada fue la del sector alimentario, que siguió dando un servicio básico y esencial. Creo que sobre todo el comercio de proximidad ayudó a que muchas cosas pudieran tener una cierta normalidad.
Fue un momento muy impactante pero, por suerte, parece que todo va retomando una cierta normalidad. Incluso, hubo cierres de determinadas actividades y algunas empresas, pero también es cierto que nacieron empresas en medio de la crisis.
En general fue un momento gris de nuestra historia más reciente, que espero y deseo que ahora cambie de una forma radical.
El Estado destinará un bono de 400€ para los jóvenes que cumplan 18 años a lo largo de 2022. ¿Crees que se trata de una medida positiva para la economía?
Creo que todo lo que sea aportar economía a la sociedad es más que positivo. Esta medida demuestra una sensibilidad por parte de las instituciones que deciden apostar por la gente joven. Como decía antes, cuando sumamos —cuando todas las administraciones vamos en una determinada dirección— somos más fuertes.
Cuando todas las administraciones vamos en una determinada dirección, somos más fuertes
Núria Marín
¿Sucede lo mismo con los 1,84 millones de euros que destinará el Gobierno para aquellas personas menores de 35 años que se quieran independizar?
Sí, un poco en la misma línea. Todo lo que sea ayudar a que los jóvenes puedan tener una pequeña ayuda para independizarse —porque uno de los problemas que tenemos es el precio de la vivienda—, es algo necesario. Trabajar con todas las administraciones a través de estas ayudas está muy bien, pero también lo es fomentar la construcción de vivienda asequible.
Hay quien piensa que un edificio de nueva construcción solo aporta aspectos negativos, yo lo veo como una fuente de oportunidades para muchas personas —jóvenes o no tan jóvenes— que necesitan una vivienda digna. Esa vivienda hay que pagarla, tiene unos precios muy altos y, por lo tanto, cualquier tipo de ayuda que pueda aliviar esa carga es positiva.
¿Cómo ha evolucionado L’Hospitalet, a nivel económico o urbanístico, desde que estás en el Ayuntamiento?
Este mandato ha sido un poco especial, porque el Covid 19 ha sido una crisis sobrevenida, no esperada, en la que desgraciadamente se ha paralizado una parte de los proyectos estratégicos que teníamos en marcha: proyectos grandes, transformadores de la ciudad. Pero como todo, hemos trabajado desde el minuto cero en intentar ayudar a los colectivos más débiles, aquellas personas que peor lo estaban pasando.
Logramos que muchas personas pudieran continuar viviendo solas, pero al mismo tiempo acompañadas por los servicios sociales, con la atención telefónica y los dispositivos a distancia para que se sintieran más tranquilas y más seguras. Gracias al trabajo colectivo con las entidades sociales, también ayudamos a las familias que tenían dificultades, multiplicado las becas y las ayudas. Como en todo, las cosas se pueden hacer siempre mejor, pero me siento muy orgullosa del trabajo que hemos hecho colectivamente.
Ha sido un mandato complicado, ahora todavía nos queda casi un año para finalizarlo, y espero y deseo que podamos hacerlo con la máxima normalidad y que podamos retomar algunos proyectos para que la ciudadanía también disfrute de mejoras en L’Hospitalet.

En cuanto a los barrios con pocos recursos, ¿Qué puede hacer el Ayuntamiento por ellos? ¿Hay algún tipo de prevención para evitar su deterioro?
Como Ayuntamiento hemos ayudado a que los habitantes de estos barrios —muchos afectados por la crisis económica del 2008— pudieran sobrevivir con lo básico en los momentos más duros, y volvieran a tener oportunidades laborales.
Cuando tenemos un puesto de trabajo, nuestra vida se normaliza porque hay una economía que entra en la familia, que permite tener un día a día —más o menos apretado—, pero un día a día. Ese es nuestro papel, intentar buscar un futuro para esas personas.
¿Puedes hablarnos un poco del abanico cultural que se ofrece hoy en día en L’Hospitalet?
La cultura se ha convertido en uno de nuestros ejes de desarrollo de la ciudad. Con la crisis de 2008 hicimos un planteamiento un poco filosófico de la ciudad. Sabíamos que L’Hospitalet era una ciudad potente que podía desarrollarse económicamente y ofrecer oportunidades, y personas de reconocido prestigio nos ayudaron a ver que la cultura tenía mucho margen de crecimiento.
Además de los centros culturales, de los teatros y auditorios, el sector de la cultura es un sector que genera muchos puestos de trabajo. Cuando nos apoyamos en la cultura tenemos un retorno económico que es muy positivo y que genera actividad.
De hecho, desde que apostamos por ello —que fue sobre entre el 2015 y el 2016— hasta ahora, más de 500 empresas culturales se han instalado aquí. La cultura puede llenarnos desde un punto de vista personal, pero también es una actividad económica que desarrolla oportunidades.
¿Qué podemos aportar los jóvenes a la sociedad y qué nos puede aportar ella a nosotros?
Vosotros, juventud, tenéis que exigir que reaccionemos y que ayudemos, que transformemos la sociedad para daros oportunidades.
Yo voy a intentar por todos los medios dejaros una ciudad que sea mejor que la que nuestros padres nos dejaron a nosotros, que a su vez fue mejor que la que ellos recibieron de los suyos.
Debemos intentar entre todos dejar ciudades mejores para las futuras generaciones, aunque tenemos un hándicap: tenemos un planeta que está enfermo, la emergencia climática es una realidad que está aquí, y eso no es precisamente una herencia positiva.
Hay que dejar una ciudad mejor a las futuras generaciones.
Núria Marín
¿Y cómo piensas que la juventud nos podemos interesar más por la política?
Buena pregunta. Creo que os podéis interesar más si descubrís la parte más útil de la política. Es decir, si veis que cuando tenéis una idea y creéis que las cosas se tienen que cambiar, contáis con espacios para plantear ese cambio. Y que además veis que los políticos escuchamos y reaccionamos a vuestras propuestas.
Creo que es la mejor contribución que podemos hacer desde la política local. El otro día me planteasteis la posibilidad de una entrevista y aquí estamos. Creo que debemos intentar conocernos más y establecer mecanismos de contacto. Por ejemplo, tenemos un Consell de Nois i Noies, que es un consejo formado por niños y adolescentes en el que planteamos retos, porque es interesante escuchar todas las reflexiones que realiza la gente joven, para tenerlos en cuenta y mejorar la ciudad.
¿Hay algo que tengan en común el pasado, el presente y el futuro de L’Hospitalet?
Esta es una ciudad que se ha ido construyendo a lo largo de los años, con personas muy diversas que tienen algo en común: todas ellas buscan tener un presente y un futuro. Son personas trabajadoras que han sabido superar las dificultades y las crisis.
Esta es una ciudad luchadora, solidaria y de muy buena gente, y espero que esto sea lo que tengan en común el pasado, el presente y el futuro de esta ciudad.
